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Siguiendo nuestro estudio en los distintos aspectos que engloban la prevención en salud mental infanto-juvenil, durante 2012 hemos desarrollado la "Guía breve de Educación Emocional para familiares y educadores", encaminado para que uno pueda entender las diferentes inteligencias, la importancia de la educación emocional y de los valores, para así poder percibir mejor el potencial de su hijo mas allá de la parte solamente académica. Al igual que las demás guías, puede ser descargada gratuitamente pinchando sobre la portada.

Síntomas Principales

Los niños con TDAH tienen impulsividad/hiperactividad e inatención de forma exagerada para su edad. Además, esos problemas están presentes de forma crónica, desde antes de la edad escolar (aunque a veces no dan problemas hasta más tarde) y en todas las situaciones de la vida (familia, colegio, etc).

Hay otros problemas muy frecuentes en los niños hiperactivos. Les cuesta mucho planificar, organizarse, establecer prioridades, etc. De hecho muchos médicos piensan que estas dificultades en el pensamiento suponen el problema verdaderamente importante y nuclear en el trastorno. También es típica la dificultad para organizarse con el tiempo.

Hay niños con un TDAH con muchos síntomas, muy intensos, que tienen muchos problemas de adaptación y funcionamiento. Otros tienen síntomas más leves y con los apoyos adecuados pueden desarrollarse sin grandes problemas. Las escalas sirven de mucha ayuda para valorar la gravedad o intensidad de los síntomas, así como para seguir su evolución. Algunas escalas útiles son la CBCL, SDQ, Conners, Brown ADD-S, ADHD-RS-IV.

Además de que hay casos más graves y otros más leves, en general el comportamiento de estos niños suele ser peor a última hora del día que por la mañana; peor en situaciones que requieren quietud que en actividades que permiten el movimiento (como deportes o recreo).

Inatención

Lo que los padres y profesores suelen notar:

"El niño es despistado, olvidadizo, no escucha, no hace ni caso, pierde todo, es incapaz de hacer los deberes solo, tarda mucho en hacer cosas que sabe hacer perfectamente, comete muchos errores tontos, puede sacar en la misma asignatura un 8 o un 2 con dos días de diferencia, rinde mucho menos de lo que puede, podría sacar mejores notas."

Normalmente los niños hiperactivos se despistan por estímulos externos que compiten lo que están haciendo, como el ruido del teléfono, un niño hablando en clase, el paso de una mosca, etc. Es mucho más infrecuente que se distraigan por sus propios pensamientos o preocupaciones.

Un problema relacionado con la atención es la alteración en lo que se denomina "funciones ejecutivas" o en la "memoria de trabajo". Esto se manifiesta en la dificultad para mantener información en la cabeza todo el tiempo necesario para tomar una decisión o realizar una actividad compleja. También, en la dificultad para hacer tareas mentales "complejas" como planificar, organizar, anticipar, etc.

Hiperactividad

Lo que los padres y profesores suelen notar:

"No para quieto, te saca de quicio siempre dando golpecitos o moviendo la pierna, no puede hacer una sola cosa a la vez, es incapaz de mantenerse en la mesa sentado durante toda la cena, sube y baja por los sillones sin parar, parece que está motorizado, no para de hablar"

Los niños hiperactivos han sido descritos como rabos de lagartija, personas en continuo movimiento, incapaces de estar quietos un momento. La necesidad de movimiento puede mostrarse de una manera ruidosa, con movimiento continuo, saltando, brincando, gritando, corriendo, con continuos pequeños accidentes, o de una forma más disimulada. Los niños mayores, o más formales son capaces de mantenerse sentados, pero mueven de forma continua una pierna, un dedo o dan golpecitos repetitivos contra la mesa o el suelo que pueden resultar muy molestos para quien esté al lado, pero el exceso de movimiento solo llama la atención con una cuidadosa y cercana observación.

Con la edad, la hiperactividad motora suele ir limitándose, desapareciendo la necesidad de trasladarse, cambiar de sitio, y quedando una cierta inquietud motora, con movimientos continuos de alguna parte del cuerpo, o incluso solo un sentimiento interno de desazón. De hecho, la hiperactividad motora suele ser el síntoma que más se atenúa con la edad.

Impulsividad

Lo que los padres y profesores suelen notar:

"Dice las cosas sin pensar, mete la pata sistemáticamente, luego se arrepiente, tiene rabietas o salidas de tono bruscas, se precipita al contestar, habla sin que le pregunten en clase, interrumpe a los demás, no puede esperar en una fila, en las tareas se precipita y contesta atropelladamente equivocándose en tonterías sin terminar de leer los enunciados, nos pasamos el día en urgencias porque se tropieza, se cae, va haciendo el burro, siempre tiene una brecha o heridas"

Hacer o decir algo antes de pensarlo es una de las características típicas del TDAH. Es también típico que los niños sin problemas de comportamiento asociados se arrepientan de aquellos comportamientos que dañan a otras personas o sean irrespetuosos. La intencionalidad de dañar no es característica propia del trastorno y es por ello que cuando un niño con TDAH insulta a sus padres o un profesor, o pega a otro, suele después sentirse mal por ello. Es típico el comentario de los padres sobre su hijo hiperactivo disculpando sus comportamientos y señalando la nobleza de su corazón y lo cariñoso y sensible que puede ser. Esto es importante para diferenciar la impulsividad que acompaña a los trastornos disociales de la impulsividad de los trastornos hiperactivos. Decir cosas inapropiadas socialmente, muchas veces absolutamente ciertas, es típico de niños hiperactivos, como por ejemplo el niño que comenta en voz alta lo que ha engordado una tía en una reunión familiar, siendo motivo de vergüenza para los padres. Otras veces, esa tendencia a decir comentarios inapropiados motiva el rechazo de los iguales a edades en que el pudor o el secretismo son importantes, como entre los grupos de adolescentes a la hora de enfrentarse a cortejos amorosos o en la comisión de gamberradas. Ser tildados de "patosos", "payasos" o "metepatas" es con frecuencia lo menos ofensivo que estos niños pueden encontrarse en la escuela. Y todo por no medir a priori las consecuencias de lo que hacen o dicen.

Los niños hiperactivos son impacientes. No pueden esperar a los resultados a largo plazo de los esfuerzos, sean esos resultados positivos o negativos, de manera que es difícil que regulen su comportamiento por las consecuencias demoradas en el tiempo.

Debido a su impulsividad son personas que asumen muchos comportamientos de riesgo. En niños pequeños, un ejemplo puede ser que son capaces de cruzar una calle sin mirar porque un amiguito que está en la otra acera les esté llamando, o que se pierdan en el supermercado. En la adolescencia, el consumo de drogas, sobre todo la exposición a las mismas, la conducción imprudente, y las conductas promiscuas y sin suficientes medidas de protección son los típicos riesgos a que se enfrentan estos individuos. En la edad adulta se pueden sufrir los efectos de decisiones precipitadas, tanto en el trabajo como en la vida personal, o de arrebatos coléricos como reacción a circunstancias irritantes.

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